Negocios

«Unión femenina liderada por Sofía Pérez Gasque empodera a mujeres empresarias en México»


Sofía Pérez Gasque Muslera, la presidenta nacional del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias, comenzó a vender churritos y paletas cuando apenas tenía seis años afuera de la casa de sus padres en Guadalajara. Hoy, después de años de experiencia empresarial con aciertos y golpes duros, Sofía se ha convertido en una líder empresarial y ha comprendido que la unidad es la clave para empoderar a las mujeres.

Sofía estudió Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y, como veinteañera, enfocó todos sus esfuerzos en su propia empresa especializada en iluminación eléctrica. Posteriormente, se especializó en empresas de construcción y realizó un posgrado en ciudades sostenibles por el tema de energía alternativa.

Los padres de Sofía la empoderaron con pensamientos positivos, educación y visión empresarial. Su padre era emprendedor y su madre se desempeñaba como contadora en la empresa familiar. Sin embargo, uno de los golpes más fuertes que ha vivido su familia fue cuando su padre sufrió un ataque criminal que lo mantuvo en cama. Sofía quedó a cargo de la empresa de seguridad que tenían.

“Durante el tiempo que la manejé tuve que aprender el doble, estudiar el doble. La empresa era de seguridad industrial: puertas contra incendios, pistones, cámaras, etc. Con quienes trataba en su mayoría eran hombres mucho mayores que yo, ingenieros, arquitectos, instaladores. Cuando él falleció, hace 12 años, yo tenía 26 años de edad. La decisión familiar fue cerrar la empresa. Uno de los motivos fundamentales para hacer un mejor país, fue que a mi papá lo mató el crimen organizado en una de estas (olas de violencia) que sufría Jalisco, por eso fundé el Consejo de Mujeres Empresarias”, recuerda Sofía en entrevista con El Heraldo de México.

Como hija mayor, sin esperarlo, se convirtió en fuerza y apoyo para su madre y otros dos hermanos. Al paso de los años, se convirtió en socia de una empresa que permanece activa, “construimos plantas de generación de energía eólicas, solares y de gas”.

En su experiencia como empresaria y como lideresa gremial, Sofía ha llegado a la conclusión de que la unidad debe ser la base para mantener firme al sector. Por ejemplo, una empresaria durante su retiro por lo regular pone su confianza en un hijo varón para dejarlo al mando de la compañía.

“La diferencia es que las mujeres no estamos haciendo la estructura para dejar la empresa ni siquiera a la segunda generación, porque somos las creadoras y nos cuesta trabajo poner consejos de administración, gobierno corporativo para que llegue (quien tenga mayores aptitudes) con expertiz. Normalmente, le deja el cargo de dirección a su hijo, casi en el 80% de los casos. Es un trabajo que tenemos que hacer ahí”, afirma.

En esta era de nuevas tecnologías, las empresarias consolidadas deben hacer mancuerna con las jóvenes para crecer. Sofía ha detectado que normalmente, si una mujer llega a un puesto de liderazgo sin importar el sector, pocas se comprometen a ayudar a otras.

“Como nos ha costado tanto trabajo llegar, seguimos compitiendo entre nosotras. Es uno de los grandes cambios que se tienen que hacer, si llega una llegamos todas. Hay que abrir muchas puertas para todas. Si a mí me costó 20 años llegar, que a la otra le cueste 5 y a la siguiente uno. Ayudar para que lleguen muchas. Me preocupa que como mujeres nos lastimamos más entre nosotras, en vez de estar unidas. Habría menos desigualdad si logramos una sola voz en conjunto y podemos ir contra el sistema. En lugar de que hubiera 25 acciones, la sumáramos en una y pudiéramos hacer la diferencia. Me preocupa que en lugar de tener una sola voz nos estamos segregando. La unidad es relevante para hacer un cambio”, añade.

En México, el 43% de las mujeres han sufrido violencia laboral y el 21% violencia económica, según datos del Instituto Nacional de las Mujeres. El 45% de las mujeres trabajadoras no opta por el turno nocturno, a pesar de ser mejor remunerado, para evitar ser víctimas de violencia y para cuidar a su familia. Las empresarias, jefas y madres de familia son más vulnerables a sufrir extorsiones, robos y secuestros. En el país, la brecha salarial entre mujeres y hombres es del 28%. Durante la pandemia, de 10 mujeres que fueron despedidas de una empresa, 9 se volvieron emprendedoras. Aunque el 65% de las mipymes encabezadas por mujeres se mantiene en la informalidad.

“No solo es trabajar con los hombres, en perspectiva de género, es trabajar con nosotras mismas y lograr un país justo para todas”, concluye Sofía Pérez Gasque Muslera.


Source link

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba