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«Las mujeres en la industria cinematográfica de México: víctimas de acoso, discriminación y violencia económica»


Las mujeres en la industria del cine en México enfrentan no solo acoso y discriminación, sino también violencia económica, ya que reciben salarios inferiores a los de sus colegas masculinos, según lo señalado por profesionales de la actuación, dirección y producción en la master class ‘Nosotras en el cine’, en el marco del Festival Internacional de Cine de Guadalajara.

Entre las figuras que participaron en la mesa redonda destacan Karla Souza, María Renée Prudencio, Catalina Aguilar Mastretta y Mónica Lozano, quienes compartieron momentos íntimos que las obligaron a luchar por sus principios y sueños. La productora Mónica Lozano, quien fuera presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), compartió momentos de negociación tanto en México como en Estados Unidos, donde en una mesa alguien la caricaturiza o intenta minimizarla tan solo por ser mujer, pero ella debe sacar fuerza interna y defender férreamente su talento. Esa defensa también incluye la oferta salarial para las escritoras y actrices.

“No importa su trayectoria, se puede contratar una opción (historia) por 12 o 18 meses en alrededor de 150 mil pesos, y dependiendo de la complejidad del proyecto va de 650 a un millón 200 (de pesos) para pagar un guión y tiene que ver mucho la calidad”, reveló Lozano.

Sin embargo, Lozano lamentó que para conseguir los fomentos y apoyos se ha caído en el vicio de malbaratar talentos para concretar proyectos, cuando de entrada es la calidad del guión, la experiencia y el talento de productores, directores y actores lo que vuelve una película o una serie exitosos.

La actriz y productora Karla Souza fue categórica al señalar que así como se insiste en romper los techos de cristal con proyectos irruptivos, también es importante que todo creador en la industria del cine defienda su talento y cobre por lo que vale.

“Estamos hablando de un problema muy grave, como comunidad no sabemos cobrar. Es muy difícil. Aprender a cobrar su tiempo. Eso lo saben hacer muy bien los norteamericanos, te cobran por hacer pipí, por una llamada telefónica extra, entonces aprendamos a cobrar para que nadie tenga que mentir y defendamos el valor que se merece un escritor, un director, para que dejemos como industria, pretendiendo que todo es amor al arte, también debemos funcionar y que se nos pague lo que merecemos en el séptimo arte”.

María Renée Prudencio compartió con el público su emoción cuando logró que un personaje transexual formara parte de una novela en una empresa de televisión nacional. Catalina Aguilar Mastretta, por su parte, subrayó las dificultades que enfrenta una actriz cuando a la par desempeña actividades de maternaje. Desde ahí se revela la discriminación entre géneros ya que a un actor nunca se le pregunta “¿y quién está cuidando a tus hijos mientras pasas semanas o meses filmando?”.


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