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Una Europa en vilo por el gas aguarda la incierta reapertura del Nord Stream 1

El principal gasoducto que abastece de gas a la UE desde Rusia volverá a funcionar este jueves, aunque los planes de Putin parecen pasar por seguir restringiendo el flujo a los países aliados de Ucrania

Europa contiene la respiración ante la reapertura, este jueves, del gasoducto Nord Stream 1, que supone el mayor suministrador de flujo de gas desde Rusia hasta los países de la UE y que llevaba cerrado desde el pasado 11 de julio por tareas de mantenimiento.

El túnel, gestionado por el gigante energético estatal Gazprom, había disminuido su volumen hacia Europa un 40 %, dentro del contexto de las sanciones económicas occidentales por la invasión de Ucrania. La duda ahora es saber si esa reapertura será total o el Viejo Continente tendrá que seguir insistiendo en importaciones alternativas.

Este lunes, Gazprom declaró incumplimiento por «fuerza mayor» en el suministro de gas a, al menos, un cliente europeo importante, según una carta de la empresa, fechada el 14 de julio, a la que ha tenido acceso la agencia de noticias Reuters.

La carta contiene una cláusula retroactiva a partir del 14 de junio, con la que la empresa gasística quedaría exenta de tener que pagar indemnizaciones por incumplimientos, al eximirla de sus obligaciones contractuales por factores ajenos a su voluntad.

Esta misma agencia señala que fuentes de la empresa energética rusa apuntan a que la reapertura del Nord Stream 1 se producirá, pero no a su máxima capacidad, de unos 160 millones de metros cúbicos (mm3) por día antes del estallido de la guerra.

Según la agencia Tass, Gazprom ha equilibrado este martes la presión de la tubería con pequeños volúmenes de gas suministrados durante un par de horas, con lo que, técnicamente, el gasoducto estaría ya casi listo para funcionar a pleno rendimiento siempre que haya voluntad.

«Gazprom cumplió, sigue cumpliendo y cumplirá plenamente con sus obligaciones, si alguien lo necesita», respondió al respecto este martes, en declaraciones recogidas por AFP, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en una rueda de prensa celebrada en Teherán tras un encuentro con los líderes de Irán y Turquía.

Pero la realidad es que este gasoducto, que trascurre por el mar Báltico hasta Alemania, es todo un arma de presión hacia Occidente en un contexto en el que la UE y Estados Unidos siguen aprobando nuevas sanciones económicas para la Federación rusa a la vez que ayudan financiera y armamentísticamente a Ucrania en su resistencia ante la invasión de Putin.

¿Un corte total?

En este contexto, Europa se prepara para el peor escenario posible: el de un corte total. El comisario de Presupuesto de la UE, Johannes Hans, admitió el martes que estaban trabajando para una hipotética situación en la que el flujo de gas no se reinicie.

Aunque es poco probable que esto finalmente suceda, tampoco es en absoluto descartable. El líder ruso sabe del temor en el seno de los Veintisiete ante un posible agravamiento de la situación económica debido a la crisis energética, por lo que desde el principio ha jugado la carta del castigo, pero también la de la incertidumbre.

Como hace una semana, cuando desde el Kremlin se ponía en duda que pudiera reabrir el Nord Stream 1 ante la falta de una turbina reparada en Canadá –que Rusia ha usado de pretexto para justificar la reducción del suministro– y que finalmente va a tener que ser exportada vía Alemania para sortear el bloqueo de productos desde Canadá hacia el país eslavo.

Alemania, que se está abasteciendo de cara al invierno, ha tenido, por tanto, que dejarse torcer el brazo ante una caída en junio del 60 % del flujo de gas a través de este gasoducto. Y es que un cierre total del suministro de gas de Rusia a Europa podría afectar duramente a la producción y hacer caer el Producto Interior Bruto (PIB ) de la locomotora económica europea un 3 %.

Para algunos países de Europa Central y del Este este escenario, en el que muchas empresas no tendrían capacidad de operar, podría provocar descensos de sus PIB de hasta un 6 %. En el caso del español y del francés, lo harían aproximadamente un 1 %, según un reciente informe del FMI.

Una situación que, en todo caso, ya es desastrosa económicamente y en la que quien tiene la sartén por el mango no es otro que Putin, que podría optar por escalar aun más las tensiones con Europa con nuevas restricciones si ésta sigue ayudando a Ucrania y manteniendo sus sanciones.

Toda vez que la crisis energética, que ha disparado los precios del gas, ha llevado a Gazprom a alcanzar ya a estas alturas del año su meta de ingresos por exportaciones desde sus principales mercados, según aseguraron fuentes de la compañía a Bloomberg.

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