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«La clave para criar hijos sin castigos: la regla de las 4R ¡Conócela y respira tranquilo!»


La crianza respetuosa: reemplazando el castigo por consecuencias

Dentro de la psicología infantil, uno de los conceptos más abordados estos últimos años ha sido el castigo. Esta reprimenda que se les suele dar a los niños tiene efectos a largo plazo en sus mentes. Es por eso que para criar hijos de manera respetuosa y sana, es necesario rever la educación “tradicional”.

Este tipo de enseñanza de los padres hacia sus niños, en muchas ocasiones ha estado basada en el castigo, la rigidez, el chantaje y el respeto que se impone mediante la autoridad sin más. Pero en la actualidad, son cada vez más las personas que eligen la crianza de los hijos con una educación edificada en la comunicación clara y el respeto.

Los niños deben desarrollar una sólida capacidad de empatía, ya que esto les permitirá relacionarse de manera más respetuosa con sus padres y, en definitiva, con el resto del entorno y sus pares. Esta premisa es la que aborda la educación que sustituye los castigos por ‘consecuencias’.

Las cuatro R y las ‘consecuencias’

Según información recogida por Vanitatis, el psicólogo Rafa Guerrero afirma que los menores deben aprender a entender sus emociones y las de su entorno para poder desarrollar la empatía. Y las consecuencias que se apliquen como padre, deben ser de forma natural. Esto quiere decir que pueden ser aquellas en las que los adultos no interfieran o aquellas donde sí intervengan. En este último caso, pasan a ser de tipo lógicas.

Para que este sistema de consecuencias, en vez de castigos, sea efectivo, hay cuatro conceptos para aplicarlas.

1. REVELADAS CON ANTERIORIDAD. Que sean explicadas antes de su aplicación. Esto se traduce en la anticipación. Este recurso en la crianza de los niños se aplica cuando se les explica qué ocurrirá si no se comportan de determinada manera o hacen alguna tarea específica.

2. RESPETO. Que sean respetuosas. Este concepto se relaciona con poder lograr que los hijos no experimenten el miedo, sino más bien que aprendan. El respeto por el menor siempre es el pilar y es efectivo a largo plazo para ganar confianza y seguridad con los años, respecto del rol de padre.

3. RAZONABLES. Las reprimendas no deben ser exageradas, sino más bien sensatas. El no comprender la consecuencia, hace que el niño no pueda aprender la lección. En otras palabras: los padres no deben decir cosas que no tengan sentido, ya que esto solo desembocará en la frustración e impotencia del menor, traducidas en rabietas.

4. RELACIONADAS. Que tengan relación con el acto que se ha llevado a cabo. Las consecuencias deben tener una continuidad con la acción que ejecutó el menor, sino será un castigo. Este concepto está muy relacionado con la razonabilidad, anteriormente mencionada. Si el menor se siente castigado, reaccionará con angustia, tristeza, miedo o rabia.


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