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«Explorando un Nuevo Mundo: El Heraldo de México Revela las Nuevas Tendencias»


La invasión rusa a Ucrania ha desencadenado una nueva era geopolítica en todo el mundo. Esta decisión por parte del Presidente ruso ha provocado la muerte y la destrucción, pero también ha generado un nuevo orden político, económico y militar. Rusia ha desafiado el orden legal internacional al invadir países legalmente reconocidos por la comunidad mundial, con el objetivo de construir un hegemón capaz de rivalizar con otros bloques económicos y políticos, especialmente la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña.

Ante el conflicto militar en Ucrania, Rusia ha buscado apoyo económico, político y militar en China, que se ha convertido en un aliado necesario para sus propósitos de expansión de su poderío en todas las áreas. China también está involucrada en su propia competencia con Estados Unidos y Europa y encuentra en la desesperación rusa un aliado útil para sus propios intereses.

Tanto Ucrania como Taiwán son objetivos apetecibles para estas potencias en expansión debido a su importancia económica, tecnológica y financiera, así como a su ubicación geográfica estratégica. El recambio de las alianzas económicas, políticas y militares a escala global afecta a todos los países del mundo y se está desarrollando delante de nuestros ojos una segunda guerra fría en tiempo real.

Durante la Guerra Fría, muchos países optaron por una política de neutralidad ante los embates que produjo la competencia entre el mundo socialista y el capitalista. Sin embargo, en la actualidad, la disputa Este-Oeste no es propiamente ideológica, sino en torno al predominio económico y su resultante poderío político y militar. La lucha por la hegemonía en los mercados y el control de las materias primas, la energía eléctrica, la exploración espacial y el conocimiento científico son los nuevos campos de batalla entre potencias.

En este contexto, la neutralidad ante la confrontación de los bloques puede ser una opción para algunos países de América Latina. Sin embargo, en un mundo donde la disputa es por los bienes y servicios, y no por las ideologías, los países tienen que definirse alrededor del interés de cada mercado. Brasil puede tener una relación estrecha con China porque le compra su soja y otras materias primas, mientras que México vende el 80% o más de sus productos a Estados Unidos.

En este sentido, Brasil mira a China y México mira a Estados Unidos. Estas miradas definen de qué lado estarán cuando se hace el recuento de cuál bloque es el que define el interés mayoritario de cada nación. Las ideologías imprimen un carácter distinto a cada nación, donde las disputas entre sociedades democráticas y los regímenes autocráticos se acentúan. Ni Brasil ni México pueden ser neutrales cuando se trata del interés de sus mercados y del bienestar de sus pueblos.

En conclusión, la invasión rusa a Ucrania ha provocado una nueva era geopolítica mundial, donde la disputa por los bienes y servicios, el control de las materias primas, la energía eléctrica, la exploración espacial y el conocimiento científico son los nuevos campos de batalla entre potencias. Los países de América Latina tienen que definirse alrededor del interés de sus mercados y del bienestar de sus pueblos, sin dejarse llevar por fantasías ideológicas de otras épocas.


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