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El declive de los acuerdos en América Latina: Una mirada desde México


América Latina enfrenta una grave crisis de gobernabilidad que pone en evidencia las limitaciones de los arreglos institucionales actuales para resolver de manera pacífica los conflictos sociales. A diferencia de las caóticas transiciones de poder del siglo pasado, el contexto actual no se debe a la intervención externa, sino a una creciente polarización de las sociedades nacionales.

En países como Perú, Bolivia, Argentina, Brasil y Chile, se han vivido situaciones de crisis institucional que han llevado a la destitución de presidentes y a la inestabilidad política. En Ecuador, el presidente Guillermo Lasso decidió disolver la Asamblea Nacional como resultado de un proceso de juicio político en su contra por presunta malversación de fondos.

Estas crisis suceden en países donde los actores políticos, tanto en el gobierno como en la oposición, han utilizado la división social y la confrontación como estrategias para posicionar su agenda política. Estas estrategias erosionan la confianza ciudadana en las instituciones y elevan los costos para los involucrados, lo que dificulta el diálogo y la negociación entre las partes.

La polarización social puede tener graves consecuencias sobre los frágiles arreglos institucionales de las democracias jóvenes. El uso de los juicios políticos para suprimir al adversario, la falta de disposición para el diálogo entre las fuerzas políticas nacionales y la creciente tensión entre los poderes Legislativo y Ejecutivo son señales claras de la necesidad de repensar la política y construir nuevos consensos que otorguen credibilidad y legitimidad a los sistemas democráticos y a sus instituciones.

Es fundamental emprender la construcción de nuevos acuerdos que reconozcan la pluralidad de las sociedades, garanticen canales institucionales para atender y solucionar los conflictos y permitan restablecer la estabilidad social y la convivencia democrática en los países de la región. Los consensos democráticos y los arreglos institucionales deben revisarse, ajustarse y actualizarse para garantizar su funcionamiento y prevenir una ruptura total.

En conclusión, la crisis de gobernabilidad en América Latina es una llamada de atención para repensar la política y construir nuevos consensos que permitan restablecer la estabilidad social y la convivencia democrática en la región. Es necesario estar atentos a las señales de alerta y anticiparnos a ellas para asegurar que los procesos políticos sigan siendo pacíficos y ordenados.


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