Roger Waters, el reconocido exintegrante de Pink Floyd, ha causado polémica en su último concierto en Berlín al portar un atuendo similar al que vestían las tropas nazis en su ópera rock «The Wall». Esta representación del tiránico líder inspirado en el fascismo, protagonista de la historia, ha llevado a Waters a enfrentar posibles consecuencias penales según la ley alemana.
Cualquier acto público que enaltezca o retome la iconografía nazi o atente contra la dignidad del Holocausto o sus sobrevivientes está prohibido en Alemania. Quienes violen esta disposición podrían incluso ir a la cárcel, según Martin Halweg, inspector jefe de la Policía de Berlín.
A lo largo de los años, Waters se ha mostrado crítico tanto con el Holocausto como con el gobierno de Israel, al que acusa de realizar una guerra de exterminio contra el pueblo palestino. En el concierto de Berlín, equiparó a las personas que perdieron la vida durante el régimen del Tercer Reich con los palestinos.
Aunque hasta el momento el músico británico no se ha pronunciado en torno a la reciente polémica, los asistentes a su concierto señalan que inició el espectáculo señalando que no es antisemita. En las pantallas gigantes del estadio berlinés se pudo leer la siguiente declaración: «Para el conocimiento público: una corte en Frankfurt ha declarado que no soy un antisemita. Solo para dejarlo claro, condeno sin reservas el antisemitismo».
El contexto de las ropas vestidas por Waters en su concierto podría considerarse capaz de aprobar, glorificar o justificar el violento y arbitrario régimen nazi en una manera que viola la dignidad de sus víctimas y causa disturbios en la paz pública. Por lo tanto, su acción ha sido considerada como una posible violación de la ley alemana que prohíbe cualquier acto público que enaltezca o retome la iconografía nazi.
La polémica generada por Roger Waters ha puesto de manifiesto la necesidad de respetar la memoria histórica y la dignidad de las víctimas del Holocausto, así como de evitar cualquier acto que promueva la violencia, la discriminación y el odio. Aunque la libertad de expresión es un derecho fundamental, es importante ejercerla de manera responsable y respetuosa hacia los demás.
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